jueves, 24 de julio de 2008

LA ADICCIÓN A ESTIMULANTES COMO
DISTORSIÓN DEL LOCUS DE CONTROL
Podemos, a manera de preámbulo, definir el locus de control como un rasgo de personalidad propuesto a partir de la teoría del aprendizaje social y que consiste en la capacidad para el control y autocontrol y puede darse de modo interno o externo. Veamos: cuando hay un locus de control interno la persona percibe que los eventos positivos o negativos ocurren como efecto de sus propias acciones y que están bajo su control personal; así, estas personas valoran positivamente el esfuerzo y la habilidad personal. En el caso contrario, cuando existe como rasgo un locus de control externo las personas perciben el refuerzo, los estímulos, es decir aquello que les “pasa”, como no contingente a sus acciones sino como resultado del azar, el destino, la suerte o el poder de otros; así, el locus de control externo es la percepción de que los eventos no se relacionan con la propia conducta y que por ende no pueden ser controlados, de manera que no se valora el esfuerzo ni la dedicación.
En fin, el locus de control ubica a las personas en un continuo según la responsabilidad que aceptan sobre los eventos que experimentan -que pueden ser positivos, negativos o neutros-, así se muestra el grado en que un individuo percibe el origen de su propio comportamiento de manera interna o externa a él. Por ello, cuando una persona tiene como rasgo un locus de control interno, busca ella misma solución a los problemas, esto es, que sabe que tiene dentro de sí el poder para cambiar SU COMPORTAMIENTO si percibe éste como inadecuado en la búsqueda de su autorrealización porque no culpa a los avatares de sus fracasos.
Hasta ahí todo bien, el problema viene cuando ese locus de control es externo y la persona se busca agentes externos para solucionar sus problemas, caso en el cual son seres humanos muy dependientes y de poca capacidad para cambiar comportamientos inadecuados que le traen dificultades u obstaculizan su autorrealización.
Por ende, es muy frecuente encontrar que en este último grupo de personas se dé la dependencia a sustancias estimulantes, sustancias psicoactivas o psicotrópicos como el alcohol, sustancias naturales como la marihuana, el opio o elaboradas como las anfetaminas, la cocaína, etc, porque se distorsiona su locus de control y creen encontrar, como fruto de su desesperanza, una solución a los problemas en agentes que estimulan estados artificiales de control de una realidad que no es la compartida por los demás. Ese mundo que se percibe como más plácido atrae con mayor facilidad a quienes no confían en sí mismos.
Para prevenir el consumo de tales sustancias, entonces, es necesario apuntar a construir un locus de control interno en nuestros niños y jóvenes, enseñándoles que lo que hacemos trae consecuencias y que existe una relación causa-efecto en todo comportamiento nuestro, pero que si elegimos un comportamiento adecuado teniendo en mente un proyecto de vida claro, con unas metas a corto y largo plazo, siempre tendremos el control de nuestras vidas e iremos haciendo los cambios que se necesiten para lograr el propósito al que estamos avocados todos, nuestra autorrealización como seres humanos valiosos para nosotros mismos, la sociedad y Dios, nuestro Padre.

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